¿Es la inclusión la nueva definición de la exclusividad?

Hace algún tiempo hemos venido escuchando la palabra “inclusión”. Ello se debe, quizá, a la nueva tendencia de respetar las diferencias, de ser conscientes sobre la existencia de otro mundo, otra perspectiva; y esto, sin lugar a dudas, permea los proyectos inmobiliarios. 

Y es que el mundo cambia tan rápido, que hace 2 o 3 años, cuando se intentaba conceptualizar un nuevo proyecto, la discusión se centraba en hallar un nicho de mercado especifico, incluso, crearlo. Los desarrolladores invertían todo su tiempo y esfuerzo creando un producto totalmente segmentado, haciendo uso deliberado de la palabra exclusivo, y por supuesto, apelando a la ley del marketing según la cual se debe aprovechar el beneficio derivado de una oferta limitada como creador de valor.

Estos proyectos exclusivos nos dejaron grandes brechas socioeconómicas que incentivaron la inseguridad, aislaron la ciudad y limitaron los espacios públicos. 

Nos vendieron la idea de un ascensor privado que llega directo al parqueadero o a la oficina, donde estas finalmente en tu escritorio sin que tengas que lidiar con el caos de la ciudad.  Se olvidaron, tal vez, que las grandes ideas nacen del contacto con el otro, de los encuentros con el vecino en el parque, de las conversaciones en los medios de trasporte público, de todos los espacios donde podíamos comunicarnos con el otro, con aquel que es diferente a mí y a mi entorno. 

Nos dejaron, en últimas,  sin opción para la creación de una movilidad alternativa que es, sin lugar a dudas, uno de los mayores retos que se afrontan hoy en la creación de ciudad. 

Después de innumerables desarrollos de este tipo, hoy se despierta en algunos desarrolladores la importancia de ser inclusivos en sus proyectos. Actualmente, cuando el mercado y la sociedad nos impone nuevos retos; cuando tenemos un consumidor más consciente, que indaga, que busca respuestas, que enfrenta los desafíos de las nuevas generaciones; aquellos que ven un mundo con recursos naturales limitados, con diversidad de género, con aceptación de las diferencias, que admiten al otro, hoy cuando se crean tribus, cuando se trabaja en grupo, cuando se quiere pertenecer más que presumir; cuando se quiere regresar a la ciudad, a sus espacios y encontrar todo en un mismo lugar; es cuando los desarrollos mixtos cobran más valor, cuando deseamos vivir, trabajar, hacer deporte y salir a comer, todo en el mismo sitio, la apuesta debe ser entonces por la inclusión. 

Desarrolladores, esto va para ustedes, empecemos a crear y a pensar en comunidad, en espacios abiertos para los ciudadanos, donde exista una verdadera convivencia urbana, donde pueda vivir el soltero, el casado, el animalista, el adulto mayor, el deportista, el millenial, el ecologista, el empresario y el empleado. Ahí es donde se encuentra el reto, el mayor desafío de esta generación: crear lugares por y para los ciudadanos.